jueves, septiembre 07, 2006

El fúrgol y el basket

Ya sabemos que las comparaciones son odiosas y tal y tal, , pero después de escuchar ayer al ínclito Javi Clemente explicando los éxitos del baloncesto frente al fracaso crónico futbolero nacional creo haber encontrado la clave de la diferencia.

Esa diferencia son los ¿entrenadores/seleccionadores? como el tal Clemente y otros similares, que o mienten mucho o no tienen ni puta idea.

Decía Clemente que el éxito de la selección de basket se debía a que contaban con 10 jugadores espléndidos. Eso que no deja de ser verdad, no vale como explicación real.

Para conseguir un título mundial hacen falta varios factores, la calidad de los protagonistas es uno, pero faltan (y son fundamentales) la actitud de los protagonistas y (al tratarse de un deporte de equipo) la dirección sobre lo que han de interpretar tales protagonistas.

En la final del mundial de baloncesto se pudo apreciar todo esto, sin necesidad de ser un experto conocedor del juego.

1. ¿Eran los componentes individuales de la selección española superiores a los norteamericanos superados previamente por los griegos? Ni de coña. En enfrentamientos 1 a 1, los atletas yankees arrasarían. Es decir, es necesario que los jugadores sean muy buenos, pero no es suficiente.

2. ¿Fue la actitud (las ganas, vamos) de los españoles superior a la de los griegos? Pues posiblemente, pero no solo con actitud es posible conseguir un resultado insólito.

3. ¿Cual fue la clave diferenciadora? Pues indudablemente la preparación del partido por parte del cuerpo técnico. Una defensa como la que practicó España no se improvisa. Cada vez que los griegos iniciaban en ataque los movimientos con los que se habían comido a los americanos, los españoles se anticipaban forzando el 2 x 1 al jugador con balón y cortando las líneas de pase.

¿Cuantas veces hemos escuchado al típico entrenador futbolero explicar eso de "Nosotros tenemos que hacer nuestro juego y no preocuparnos de los demás"? Pues eso, así les va.

En deportes individuales, basta con la clase y la actitud. En deportes de equipo, se necesita inteligencia y trabajo al mando. No desertores del arado venidos a más.