viernes, junio 23, 2006

Progre RICO, progre POBRE

La aprobación del famoso canon que va a encarecer móviles, DVDs y demás me ha recordado un enlace que recibí de un libro que se distribuye gratuitamente llamado "Copia este libro" y va del espinoso tema de la "piratería" y los derechos de autor:

http://www.rebelion.org/docs/23824.pdf

Aunque lógicamente no me lo he tragado entero si puedo comentaros que contiene un buen número de ejemplos y casos llamativos protagonizados por el colectivo de Titiriteros (así los denomina el propio autor). Sí, ésos que "tenían motivo" (unos 90 millones de motivos según se ha visto posteriormente).

La cuestión es que todo el análisis del autor se hace desde una óptica indudablemente progre. Eso si, progre de a pie, nada que ver con la acomodada progresía titiritera. Recordemos que, aparte de las subvenciones (éstas las tienen aseguradas) el envidiable tren de vida titiritero se basa en la VENTA de sus productos (pelis y discos, básicamente). Esta segunda fuente de ingresos se ve mermada hoy día por la proliferación de la llamada "piratería" (descargas de internet y top manta).

Aunque el autor no lo cita, la base del conflicto es bastante evidente. Como tantas otras veces, estamos ante la colisión entre dos derechos. Por un lado, está el derecho de propiedad intelectual de los autores. Por otro el derecho de las personas al acceso a la cultura (consagrado en la Constitución).

Desde una óptica progre y sin intereses personales, el conflicto sin duda debe resolverse en favor del derecho al acceso a la cultura. Recordemos aquí que el acceso masivo a la educación y la cultura es una de las bonitas claves teóricas del pensamiento marxista (normalmente derivado a identificar "educación" con "comedura de tarro", pero eso es otra historia).

En fin que la prevalencia del derecho a la cultura sobre cualquier otro es lo que defiende el autor como argumento para justificar la licitud de las descargas "piratas" de internet. Para descalificar la postura contraria alude, entre otros, al argumento del precio a todas luces abusivo de las compras legales (¿la "plusvalía" marxista?).

Sobre el contenido en si del libro, destacar que, desde luego, resultan divertidas diversas anécdotas relatadas sobre la incongruencia ideológica del "progre RICO" (vulgo titiritero) en cuanto que le tocan el bolsillo.

Vamos que su ideología es aquello de "lo de los demás pa todos, pero lo mío, pa mi".

Quede claro que no estoy a favor de la piratería salvaje e indiscriminada. Sin propiedad intelectual no hay patentes y la famosa I + D se va al carajo. Ahora bien, otra cosa es la minuciosa y religiosa aplicación de la propiedad intelectual a la mercadotecnia de triunfitos y asimilados como pretende la asociación de chupópteros también conocida como SGAE.

Vamos, que en el caso de un libro o una película, creo que debe predominar siempre el derecho a la propiedad intelectual, pero en el caso de los pseudo-artistas prefabricados y publicitados masivamente, pues, no está tan claro. Me explico: Crean grupetes artificiales y dirigen su estrategia publicitaria en gran medida a los menores. Pues oye, si el papá, en lugar de gastarse la pasta compra el disco en el top manta, me parece que no hace mal.